viernes, 14 de diciembre de 2007

Conocimiento y su fin


Para todo ser, el conocimiento es saber y por ende, sabiduría. Este conocimiento apela por si solo a la noción de las cosas que, lo queramos o no, yacen solo en el individuo pensante. Ser que por cierto, puede discriminar variados tipos de conocimientos.

Partiendo por la cantidad de centímetros cúbicos de los implantes de Marlene Olivarí; pasando por la cura para un determinado cáncer y terminando en la existencia de dios. Cualquiera de estos variados conocimientos, independientes de su calidad como tal, se “quedarían” solo en su condición de conocimiento en el momento de no tener fin practico. En otras palabras, el conocimiento nace y/o muere en el hacer, pero… ¿de qué otro modo llevamos a la practica nuestro saber? He ahí el fin practico de ellas, ya que sino fuera así, solo serían lo que son (algo que no tiene juicio valórico) y por lo mismo, tal vez perderían su poder enriquecedor para el ser poseedor de ellas.

Por otro lado, que todo saber sea solo saber no es para nada trágico y de hecho, tal vez sea ese su fin único en su existencia, ser en si mismas.