miércoles, 10 de diciembre de 2008

M. Europé

Caminando en el litoral central, mientras bajábamos un cerro, un compañero de curso le pregunta a ella, otra compañera, si conocía a aquel tipo que se hizo millonario por usar las palomas. Como yo no sabia nada al respecto escuché y escuché. Cuando ella comienza a explicarlo fue como si un documental de ese señor tuviera como espectador a una sola persona, a mi. La voz en off y las imágenes fueron una sola en pro de mi atención.

Fue en 1976 cuando M. Europé, un vagabundo de Europa, al verse sin calzado decide disecar dos palomas, extraer sus intestinos y usarlas como un novedoso par de zapatos. La gente no encontraba absurda la idea, pues en aquella época las palomas eran considerada una plaga y algunos creían que lucir esas pequeñas cabezas por sobre los dedos de los pies eran una verdadera moda que nunca se consideró macabro como se podría llegar a pensar. Sobre los defensores de los animales nunca nada se supo.

Mister M. Europé, sin saberlo y de la noche a la mañana se convirtió en millonario, era dueño de la idea de vestuario más revolucionaria en todo Europa. El calzado de paloma era resistente, duradero y apto para el uso diario. Esas fueron las características que hicieron de este nuevo producto el más usado de aquel año.

Por razones que se desconocen la revolucionaria tendencia nunca se imitó en Sudamérica (al menos en Chile).

De un mendigo descalzo a un millonario de plumas en los pies, ese fue M. Europé.