Estabas durmiendo con los hombros descubiertos, verte así después de esa noche fue contemplarte en todo el sentido de la palabra. No conozco la eternidad, sin embargo quería que ese momento fuera para siempre. Mis ojos se clavaron, te dije lo que me hacías sentir y me moría de ganas por saber que pensabas al respecto. Te contemplé como nunca lo había hecho con nadie, te veías tan pura, tan hermosa, tan tú.
Gracias por regalarme ese momento, ese placer, por dejarme verte descalza, por recorrer tu vientre, por dejar tomar tu mano cuando lo necesitas o necesito, gracias por quererme y dejarte querer, gracias por ser como eres.
Ojala algún día sepas lo agradecido que estoy de ti.